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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Los oídos se limpian, ¡solos!

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Ni hisopos, ni irrigaciones de agua  ni aceite. Hay que dejar que el oído desarrolle su proceso natural de limpieza, expulsando el cerumen hacia fuera. El oído tiene un sistema natural de auto-limpieza que permite que la cera que se va fabricando vaya saliendo poco a poco hacia el exterior y se elimine. No se debe introducir el hisopo en el canal auditivo, puede perforar la membrana timpánica. Por eso, los otorrinolaringólogos (especialistas en el cuidado del oído, nariz, garganta) desaconsejan la utilización de hisopos, así como las irrigaciones con agua o aceite de manera casera; e insisten en que hay que acudir a los profesionales para extraer los tapones que se formen. Los bastoncillos que se venden en las farmacias no se deben emplear para la higiene de los oídos porque lo que hacemos es impactar la cera y empujarla hacia adentro originando nosotros mismos un tapón de cerumen. Además, si el hisopo se introduce demasiado a fondo en el canal auditivo puede causar daño